La Lucha Inquebrantable de Tres Amigos a Favor de los que Menos Tienen.
Por el Dip. Gomez Alarcón Alarcón
El camino de la justicia social está lleno de desafíos, pero también de profundas satisfacciones. A lo largo de mi vida política, he tenido la fortuna de compartir este recorrido con dos grandes mujeres, compañeras y amigas entrañables: Corina Naranjo Trujillo y Leonor Vázquez Valeriano. Juntos, como miembros activos del Partido del Trabajo (PT), hemos librado muchas batallas en favor de quienes más lo necesitan, y hoy, más que nunca, nuestra lucha continúa con renovada energía y propósito desde el Congreso de la Unión.
Nuestra historia de trabajo en conjunto empezó hace muchos años, cuando nuestras convicciones personales y nuestro amor por México nos unieron en un objetivo común: construir un país más equitativo, justo y solidario. La política, para nosotros, no es una simple arena de poder, es un medio para lograr que las voces de los más vulnerables sean escuchadas y atendidas.
A lo largo de los años, hemos trabajado codo a codo en diversas campañas políticas en los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Nayarit y Aguascalientes. Sin importar las circunstancias o los retos, siempre hemos estado cerca de la gente, con los pies en la tierra y el corazón dispuesto a escuchar. Nuestro enfoque ha sido siempre directo: no se trata solo de promesas vacías, sino de acciones concretas. Hemos trabajado en las calles, en los barrios, en las zonas rurales, donde las necesidades son más urgentes y donde el cambio, aunque lento, tiene un impacto duradero.
Un hito importante en nuestra trayectoria fue el 2015. Ese año, el Partido del Trabajo, al cual hemos dedicado tantos años de esfuerzo, enfrentó uno de sus momentos más críticos: la pérdida del registro. Para muchos, este era un golpe devastador, pero para nosotros representó una oportunidad para demostrar nuestra resiliencia. Corina, Leonor y yo, junto con otros compañeros, nos dedicamos en cuerpo y alma a la titánica tarea de recuperar el registro. No fue un proceso fácil ni rápido, pero nuestro esfuerzo conjunto fue premiado con el resurgimiento del partido, más fuerte y comprometido que nunca.
Ese evento marcó un antes y un después, no solo para el PT, sino para nosotros como equipo. Fue un testimonio de que, cuando las convicciones son firmes y el trabajo es en unidad, no hay obstáculo insuperable. Enfrentamos la adversidad con determinación y nos fortalecimos en el proceso.
Además de nuestra labor política, otra faceta de nuestra colaboración que nos llena de orgullo es nuestro trabajo en favor de la primera infancia. Como miembros fundadores del Cendi Tierra y Libertad en Puerto Vallarta, hemos dedicado una parte significativa de nuestras vidas a garantizar que los niños y niñas, especialmente aquellos en situaciones de vulnerabilidad, tengan acceso a una educación temprana de calidad. En un país donde la desigualdad sigue siendo uno de los mayores retos, creemos firmemente que invertir en la primera infancia es la clave para romper ciclos de pobreza y exclusión.
El Cendi Tierra y Libertad no es solo una institución educativa, es un espacio donde los niños y sus familias encuentran oportunidades, apoyo y una comunidad que los respalda. Sabemos que el futuro de México depende de lo que hagamos por nuestros niños hoy, y por eso hemos trabajado incansablemente para asegurar que cada niño bajo nuestro cuidado reciba las herramientas necesarias para desarrollarse plenamente. Este esfuerzo no solo ha sido un compromiso con la educación, sino con la transformación social, pues entendemos que cada niño que ayudamos a florecer es una semilla para un México más justo y equitativo.
Hoy, desde nuestras nuevas responsabilidades en el Congreso de la Unión, sabemos que la tarea que tenemos por delante es monumental. Los problemas que enfrentan las familias mexicanas, especialmente las más pobres, son muchos y complejos. Sin embargo, estamos preparados para enfrentarlos con la misma energía y determinación que nos ha caracterizado a lo largo de los años. Nuestra misión es clara: crear políticas públicas que verdaderamente beneficien a quienes más lo necesitan, desde los niños hasta los adultos mayores, garantizando derechos fundamentales como la educación, la salud, el empleo digno y la seguridad.
Sabemos que los grandes cambios no se logran de la noche a la mañana, pero estamos convencidos de que cada paso que demos en la dirección correcta es un avance significativo para millones de mexicanos que hoy siguen esperando una oportunidad para mejorar sus vidas. Desde nuestra trinchera en el Congreso, continuaremos trabajando incansablemente por los más vulnerables, porque creemos que es nuestra obligación como representantes del pueblo y como seres humanos.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar lo que ha sido una constante a lo largo de este tiempo: nuestra amistad. Corina, Leonor y yo no solo somos compañeros de lucha, somos amigos que se apoyan mutuamente en cada desafío. Nuestra amistad ha sido un pilar que nos ha sostenido en los momentos difíciles y una fuente de alegría en los momentos de triunfo. Sabemos que esta amistad perdurará, más allá de los cargos, de las luchas políticas y de los desafíos que aún están por venir.
Juntos, seguiremos adelante, convencidos de que un México mejor es posible, y de que nuestro trabajo y nuestra amistad son parte esencial de ese sueño. Aún hay mucho por hacer, pero con compañeros como Corina y Leonor a mi lado, estoy seguro de que estamos en el camino correcto.