Desdolarización desde una Perspectiva de Izquierda
Es fundamental hablar sobre la desdolarización como una estrategia urgente y necesaria para debilitar el poder hegemónico de Estados Unidos. Desde hace décadas, este país ha utilizado el dólar como una herramienta de dominación, imponiendo su moneda en las economías de los países, lo que perpetúa la desigualdad y el saqueo de nuestras riquezas.
El dólar no es solo una moneda, es un mecanismo de control que favorece al imperialismo. Al tener el dólar como moneda dominante en el comercio internacional, Estados Unidos ejerce un poder desmedido sobre los sistemas financieros globales. Esto les permite financiar su maquinaria bélica, intervenir en nuestras economías y sancionar a aquellos gobiernos que deciden no alinearse a sus intereses, todo esto a costa de la soberanía de los pueblos.
La desdolarización, entonces, no es solo una cuestión económica; es un acto de resistencia política. Al reducir la dependencia de nuestros países al dólar, se abre la puerta para que las naciones puedan establecer relaciones comerciales más justas y equitativas, basadas en monedas locales o acuerdos bilaterales que no pasen por el filtro del sistema financiero estadounidense. Es hora de construir bloques regionales solidarios que fortalezcan nuestras economías y promuevan un comercio internacional más justo, basado en la cooperación, no en la explotación.
En este sentido, los esfuerzos de países como China, Rusia, y otros actores del Sur Global, que están impulsando el uso de monedas alternativas en el comercio internacional, representan un paso importante hacia un mundo multipolar. Esto debilita la capacidad de Estados Unidos de seguir drenando nuestras riquezas y financia su guerra económica contra los pueblos.
La desdolarización es un proceso que nos permitirá avanzar hacia un nuevo orden económico internacional, donde las reglas no sean dictadas por una potencia imperialista, sino por la colaboración entre naciones soberanas. Debemos seguir luchando por romper las cadenas de la dependencia al dólar y construir una economía al servicio de los pueblos, no de las élites corporativas de Wall Street.
Pero no podemos olvidar que la desdolarización no es solo una cuestión que concierne a los gobiernos o a las élites económicas. Para que sea efectiva, debe estar acompañada por una movilización popular que exija y defienda la soberanía económica como parte de la lucha por la justicia social. Los movimientos sociales, los sindicatos, los campesinos y las organizaciones de base deben ser actores fundamentales en este proceso. Debemos construir una economía que ponga la vida y el bienestar de los pueblos por encima de las ganancias de unos pocos.
Por último, debemos entender que la desdolarización no es una panacea que resolverá todos nuestros problemas de manera automática. Es un proceso largo y complejo, que implicará una reconfiguración profunda de nuestras economías y sistemas financieros. Sin embargo, es una vía indispensable si queremos avanzar hacia un futuro donde los pueblos puedan determinar su propio destino, libres de la explotación y el saqueo imperialista. La desdolarización es, en última instancia, una lucha por la dignidad, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos. ¡Adelante en esta lucha, por un mundo más justo y solidario!
Diputado Federal Gonzalo Gómez Alarcón
Partido del Trabajo
Enlace estatal de aire (PT)
Lic. Leonor Vázquez Valeriano