La democracia en las manos del pueblo, no de la suerte
Por: Gonzalo Gómez Alarcón, Diputado Federal del Partido del Trabajo
En estos tiempos cruciales para el país, la oposición busca confundir a los ciudadanos con una narrativa alarmista y completamente distorsionada. Nos acusan de querer elegir a los próximos jueces o ministros mediante una “tómbola”, como si el destino del Poder Judicial dependiera de la suerte. Pero nada está más alejado de la realidad. Quien va a decidir el futuro de nuestras instituciones judiciales no será una lotería ni una mano invisible, sino el pueblo de México, ejerciendo su derecho al sufragio universal, libre, secreto y directo.
Es claro que para la oposición, acostumbrada a un modelo elitista en el que los poderes se reparten entre pocos, esta propuesta resulta amenazante. Ellos han sido los beneficiarios de un sistema que ha excluido a los ciudadanos de a pie, los ha dejado fuera de las decisiones más importantes y ha mantenido los privilegios para unos cuantos. Pero eso está por cambiar. En el Partido del Trabajo creemos que el pueblo tiene el derecho de participar activamente en la elección de quienes los van a juzgar, porque no hay mejor manera de garantizar la justicia que abriendo el proceso a la ciudadanía.
Es momento de romper las barreras que han mantenido al Poder Judicial en las alturas del “olimpo”, como si los jueces fueran intocables, aislados de las demandas y necesidades del pueblo. No podemos seguir permitiendo que se cierre la puerta a quienes históricamente han sido marginados de las esferas de decisión. ¡Es hora de abrirle las puertas a los excluidos del olimpo judicial!
Nuestro compromiso es con un México más justo, más democrático y más representativo. En lugar de ceder al miedo o la confusión que la oposición intenta sembrar, debemos reconocer que esta propuesta busca precisamente lo contrario: devolverle el poder al pueblo, que es el verdadero soberano en nuestra democracia.
Al final, lo que está en juego no es solo la reforma del Poder Judicial, sino la posibilidad de que México avance hacia un sistema más equitativo, en el que la justicia sea accesible para todos, sin importar su clase, su origen o su posición en la sociedad. La lucha por la verdadera democracia no termina en las urnas, sino que también debe abarcar todos los rincones de nuestras instituciones.
No se dejen engañar: nadie será elegido por tómbola. El futuro del país lo va a definir el pueblo de México, como siempre debe ser.
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Lic. Leonor Vázquez Valeriano