Por un México sin Desaparecidos: La lucha de los colectivos en Jalisco
Héctor Flores González, Defensor de Derechos Humanos y Luchador Social
Como defensor de derechos humanos y buscador incansable de verdad y justicia, me dirijo a ustedes para hablar sobre una de las crisis más lacerantes que enfrenta Jalisco y, desgraciadamente, todo México: la desaparición forzada de miles de personas. Ataviamos con un profundo sentido de urgencia y dolor esta realidad que ha marcado a nuestra sociedad, donde más de 20 mil personas han sido reportadas como desaparecidas en nuestro estado, dejando a sus familias sumidas en la angustia y el desamparo.
La desaparición de una persona no es solo una ausencia física; es un profundo vacío emocional, un golpe a la dignidad humana y, sobre todo, un atentado contra los derechos fundamentales que nos corresponden a cada uno de nosotros. Todos aquellos que han sido afectados por esta tragedia representan no solo un número en las estadísticas, sino que son historias, sueños y esperanzas truncadas. Cada uno de ellos tiene una familia que clama por respuestas, que busca en el silencio un susurro de esperanza, y que enfrenta la cruel realidad de vivir con la incertidumbre.
Desde el dolor de los que han perdido a sus seres queridos, el colectivo Luz de Esperanza ha surgido como un faro en la oscuridad. Este colectivo, que agrupa a madres, padres, hermanos e hijos de desaparecidos, ha sido un ejemplo de lucha, dignidad, y resiliencia en la búsqueda de verdad y justicia. Ellos son el rostro del sufrimiento y la esperanza, y cada vez que ellos marchan, cada vez que alzan la voz, lo hacen en nombre de los que ya no están, pero que merecen ser recordó como seres humanos.
El Estado, en su papel de garante de los derechos humanos, ha fallado estrepitosamente en su deber de proteger a sus ciudadanos. La impunidad que reina en los casos de desapariciones en Jalisco es una herida abierta que no solo afecta a quienes la padecen directamente, sino que también erosiona la confianza de la sociedad en las instituciones. Las promesas de justicia se convierten en palabras vacías si no se traducen en acciones concretas, y este es un clamor que resuena entre todos los que hemos vivido el horror de la desaparición.
Como miembros del Partido del Trabajo y aliados del colectivo Luz de Esperanza, hemos tomado la decisión de nunca dejar de acompañarles en esta lucha. Nuestra responsabilidad es amplificar su voz, exigir justicia y rendir cuentas a quienes tienen el deber de actuar. No podemos permitir que la apatía y la indiferencia prevalezcan ante tanto sufrimiento. Debemos construir un país donde cada desaparición sea una prioridad, donde cada caso sea investigado con la seriedad y la urgencia que requiere, y donde la memoria de los desaparecidos se mantenga viva.
Recientemente, hemos sido testigos de movilizaciones sociales en Jalisco en las que los colectivos han exigido no solo la búsqueda de sus seres queridos, sino también cambios estructurales en las instituciones responsables. Ellos demandan que haya personal capacitado que respete sus derechos y que se implemente un protocolo de búsqueda efectivo y humano. La búsqueda de personas desaparecidas no puede ser un trámite burocrático; debe ser un proceso profundamente comprometido con el sufrimiento que se vive en cada hogar afectado.
Además, es fundamental que la sociedad civil se una a esta lucha. Cada uno de nosotros tiene el poder de alzar la voz, de exigir que los gobiernos locales y nacionales adopten medidas drásticas que garanticen que jamás se vuelva a repetir este horror. El silencio y la indiferencia no son opciones; cada gesto cuenta y puede significar la diferencia en la búsqueda de justicia.
Hago un llamado a todos los sectores de la sociedad: estudiantes, académicos, profesionistas, trabajadores y, en general, a todos los ciudadanos, para que se sumen a esta causa. La lucha por los desaparecidos en Jalisco no es únicamente una lucha de los familiares; es una lucha de todos. Cualquier persona que se preocupe por el bienestar y la integridad de nuestra sociedad debe unirse a este movimiento.
Pido a las autoridades que escuchen el clamor de las familias de desaparecidos, que actúen con responsabilidad y determinación. No hay mayor acto de justicia que devolver la dignidad a quienes han sido arrebatos de su vida y de sus seres queridos. La desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad, y como tal debe ser tratado en nuestras leyes y políticas públicas.
Hoy, más que nunca, es esencial recordar que cada vida tiene un valor. En nuestra lucha por encontrar a los desaparecidos, seguimos de la mano con el colectivo Luz de Esperanza, en la búsqueda de justicia, verdad y reparación. Este es nuestro compromiso: no descansar hasta que cada historia de desaparición sea atendida, y hasta que el eco de las voces calladas sea escuchado en los pasillos del poder. En la memoria de cada desaparecido, en la lucha de sus familias, encontramos la razón para seguir adelante. La esperanza no se desvanecerá; juntos, construiremos un futuro donde la justicia y la verdad sean un derecho, no un privilegio.
¡Por un Jalisco justo, por un México sin desaparecidos!
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