La 4T y el Estado de Bienestar
Columna del Diputado José Luis Sánchez González – Partido del Trabajo:
En el contexto político actual, la Cuarta Transformación (4T) ha emergido como un movimiento fundamental en la búsqueda de un México más justo y equitativo. Durante la reciente discusión de la reforma en materia de Bienestar, se evidenció una vez más que la 4T no solo es un cambio de gobierno, sino un cambio de paradigma. Esta administración ha llegado para demostrarle a la oposición que, con un gobierno austero y una correcta aplicación de los recursos, es posible edificar un Estado de bienestar que priorice a los más vulnerables.
El cambio que representa la 4T es más que una serie de políticas: es un compromiso ético y moral hacia los mexicanos que han sido históricamente marginados y olvidados. La austeridad, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en la base sobre la cual se levantan nuevas estructuras de apoyo y dignidad. A través de la implementación de programas sociales significativos, el gobierno ha demostrado que es posible redistribuir la riqueza de manera más equitativa y garantizar que los recursos del Estado se destinen a quienes verdaderamente los necesitan.
Uno de los logros más significativos de la 4T ha sido la creación y fortalecimiento de programas como “Sembrando Vida”, “Jóvenes Construyendo el Futuro” y las pensiones para adultos mayores. Estos programas no solo representan una ayuda económica, sino una inversión en el futuro de nuestro país. Con cada peso que se destina a estos apoyos, se siembra la semilla del desarrollo humano, se promueve la inclusión y se sientan las bases para una sociedad más cohesionada.
La reciente reforma en materia de Bienestar discutida en el Congreso se enmarca en esta estrategia más amplia. La oposición, en muchas ocasiones, parece aferrarse a un modelo que ha fracasado en el pasado, donde el gasto público se centraba en proyectos que beneficiaban a unos pocos, mientras que las necesidades básicas de la población eran sistemáticamente ignoradas. La austeridad y la correcta aplicación de recursos no son solo lemas vacíos; son principios que guían la administración actual hacia una transformación real y palpable.
Es importante señalar que la oposición a menudo critica la gestión de la 4T, argumentando que la austeridad implica recortes y una disminución de la calidad de los servicios. Sin embargo, el verdadero enfoque de la 4T se centra en la eficiencia y la eficacia. La reducción de gastos innecesarios y la eliminación de la corrupción permiten que se redistribuyan los recursos a sectores clave como la educación, la salud y el apoyo social. De esta manera, se garantiza que las partidas presupuestarias se utilicen de manera efectiva y que cada peso invertido tenga un impacto directo en la vida de las familias mexicanas.
La aplicación del principio de bienestar implica también una revisión crítica de las políticas públicas implementadas en el pasado. Es fundamental romper con la inercia de un modelo que ha perpetuado la desigualdad y la exclusión social. En este sentido, la 4T se presenta como una respuesta audaz a los desafíos históricos que enfrenta nuestro país. La reforma en materia de Bienestar no solo busca garantizar un piso mínimo de bienestar, sino también aspirar a un desarrollo integral que privilegie la dignidad humana.
Durante la discusión en el Congreso, tuve la oportunidad de escuchar las voces de mis colegas y de los ciudadanos que se ven directamente beneficiados por estas reformas. La emoción y la esperanza son palpables, pues esta administración ha reconfigurado la manera en que se concibe el bienestar social. Ya no se trata de asistencialismo; se trata de empoderar a las comunidades, de fomentar la autogestión y de construir un futuro donde cada persona tenga la oportunidad de desarrollarse plenamente.
Las críticas constantes de la oposición, que a menudo se enfocan en desacreditar los esfuerzos realizados, no hacen más que revelar su desconexión con la realidad que vive la población. La 4T ha logrado conectar con las necesidades y aspiraciones de millones de mexicanos. La transformación social que tanto anhelamos no es una utopía lejana; es una realidad en construcción, y cada pequeño paso que damos en esta dirección es un triunfo colectivo.
Es crucial que continuemos avanzando en esta ruta. La reforma en materia de Bienestar es solo el comienzo. Necesitamos seguir fortaleciendo nuestras políticas públicas, asegurando que sean inclusivas y que verdaderamente reflejen las necesidades de la población. El gobierno debe seguir trabajando en estrecha colaboración con las comunidades para identificar y abordar sus desafíos específicos.
En este camino hacia un Estado de bienestar, cada voz cuenta. Es vital que como representantes populares mantengamos un diálogo constante y abierto con los ciudadanos. La 4T nos ha enseñado que el bienestar social no es solo responsabilidad del gobierno, sino un esfuerzo colectivo que requiere la colaboración y el compromiso de todos.
Finalmente, quiero reiterar que la Cuarta Transformación ha llegado para quedarse. El futuro se construye hoy, y con cada esfuerzo en pro del bienestar de nuestros ciudadanos, estamos forjando un México más justo, equitativo y con oportunidades para todos. La 4T nos invita a soñar en grande y a trabajar con determinación para hacer de esos sueños una realidad tangible para los más vulnerables. Es momento de seguir adelante, cada paso cuenta y en unidad, el bienestar de nuestro pueblo será una realidad.
Diputado José Luis Sánchez González
Enlace estatal de aire (PT) Jalisco
Lic. Leonor Vázquez Valeriano