El capitalismo y su dogma neoliberal – Lupita Rodríguez

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Monterrey.- A partir de 1982, año cuando se instala en México el Proyecto Neoliberal, empieza de manera abierta la disputa por la Nación entre dos proyectos socio-históricos definidos.

Ambos proyectos son producto de la reestructuración de la crisis sistémica del capitalismo a nivel global, la cual estalla a partir de la crisis del dólar, ocurrida a principios de la década de los ‘70.

Uno de estos proyectos se define en México como el Proyecto del Nacionalismo Revolucionario, construido a partir de 1920 como resultado del modelo surgido de la triunfante Revolución Mexicana.

El otro proyecto se construye bajo los auspicios del presidente norteamericano Richard Nixon y de Margaret Tatcher, la primera ministra inglesa, conocida también como la “Dama de Hierro”.

El primer ensayo neoliberal, lleno de violencia y sangre, se realiza a partir del Golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973, cuando fuerzas militares encabezadas por Augusto Pinochet, el comandante en jefe del Ejército, derrocan al gobierno democrático del presidente Salvador Allende.

Pinochet dirigió el cruento golpe militar y es autor intelectual y material del asesinato del Presidente socialista, electo en elecciones libres, democráticas y pacíficas como candidato de la coalición de partidos de izquierda, denominada Unidad Popular, con la fuerza de la llamada “vía chilena al socialismo”.

Todo el proyecto socialista implantado en Chile por Allende se privatizó con el gobierno de ultraderecha de Pinochet, hasta los panteones.

Este modelo se generalizó en el mundo y de manera muy particular en América Latina y el Caribe, inspirado por el llamado Consenso de Washington, firmado en 1989 en la capital de los Estados Unidos de Norteamérica. Se trata de las diez medidas de política económica de corte neoliberal, formuladas por el economista inglés John Williamson y aplicadas a rajatabla por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) a los países en desarrollo inmersos en crisis económicas.

La agenda del Consenso de Washington abarcaba las siguientes medidas:

1.- Disciplina fiscal.
2.- Reordenar prioridades del gasto público.
3.- Reforma fiscal para ampliar la base tributaria.
4.- Liberalización financiera a los tipos de interés del mercado.
5.- Tipo de cambio competitivo para las exportaciones.
6.- Liberalización del comercio exterior.
7.- Liberalización de la inversión extranjera directa.
8.- Privatización de las empresas paraestatales.
9.- Desregularización para inversionistas extranjeros.
10.- Derecho de propiedad del sistema capitalista

Más allá de la lucha por el dominio económico mundial, el neoliberalismo ha enriquecido a los ricos de manera exacerbada y empobrecido a los pobres a grados humillantes. Hasta el Papa Francisco señaló al capitalismo y su dogma neoliberal como “un sistema incapaz de resolver los problemas sociales”.

Además de realizar reformas privatizadoras en todos los órdenes de gobierno, el neoliberalismo redujo a su mínima expresión la intervención del Estado y entregó a la oligarquía no sólo la economía y las políticas sociales, sino todas las propiedades que antes eran públicas y bajo el control del Estado.

En México este proyecto se implantó por 36 años, en el periodo que comprende de 1982 al 2018, hasta cuando se dio el ascenso del gobierno de la Cuarta Transformación de la República, tras el triunfo arrollador y contundente del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo que hoy vivimos es una gran resistencia a revertir todas las reformas estructurales neoliberales y a oponerse diametralmente a cambiar todo el andamiaje económico y político construido en 36 años de dictadura del Proyecto Neoliberal en México.

El conflicto de poderes que hoy estamos presenciado entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo para refundar un nuevo Poder Judicial, solamente expresa la lucha entre los dos grandes proyectos de nación que han gobernado este país por más de un siglo.

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